Toby Govan. Escultor

La piedra es un alma cargada de futuro.

Cuentan las buenas lenguas, que Toby fue uno de los primeros niños del pueblo que corría en patinete, así como de la personalidad y buenas formas de sus padres escoceses; aquellos que un día decidieron emigrar buscando la luz de Andalucía.

Cuando hablo en inglés, no sé por qué, me siento más formal.

Después de unos años en Asturias, ha regresado al casco antiguo de Astapa o si Vd. lo prefiere, Estebbuna. Casa de portón abierto que deja entrever estancias distintas. Minimalista de techos y paredes vestidos de blanco, protegida con inmaculada viguería original reforzada también de inmaculado blanco. El minimalismo se interrumpe con tallas de distintos tamaños y materiales que ayer fueron bastos minerales y hoy han mutado, convirtiéndose en sus obras. Sus hijos tallados.  

Cuando Galán le pide posar, lo hace con sus esculturas abrazadas, como si fueran pesados vástagos de distintos colores. Salvo alguna excepción, predominan las suaves curvas, sinónimo, sin duda, de una personalidad que huye de la estridencia, las aristas que pudieran herir o distorsionar lo calmo.

Los abrazos, dice el escultor, son de mi padre. Personaje que, por cierto, es recurrente a lo largo de la mañana. La lápida que resguarda los restos de sus progenitores, es la continuación de un trabajo inacabado del fallecido Douglas Govan. La obra de Toby es ondulada y mansa.   

Etimológicamente hablando, el nombre de Tobías procede del hebreo y significa “Aquel que agradece su vida a Dios”. Curiosamente, la mañana que pasamos juntos, en compañía del fotógrafo Rafael Galán, no salió el tema de las creencias religiosas al uso; nos entretuvimos con aspectos más mundanos. Hablamos de profesiones, aspectos familiares, espiritualidad, arte, meditación, esfuerzo, los objetivos del artista, nuestros subjetivos y existenciales conceptos de la igualdad, espacios comunes y propios, sociología ibérica, clima, política, en fin, banalidades de la vida y otras hierbas, que serían difíciles de plasmar en unas pocas líneas y todo ello aderezado con la canícula del que, posiblemente, haya sido el día más caluroso del mes de julio esteponero.

Su taller está al aire libre, en un campito cuya ubicación no seré yo quien desvele. Bajo un humilde toldo rodeado de arbustos, cuyas hojas se aderezan con polvo de piedra. Lo que sobra se lo lleva el viento y descansa allá donde al aire le place.

Lapislázuli, malaquita, cuarzo de Afganistán y cantos rodados hurtados al río. Son, entre otros minerales, las materias primas que talla para convertirlas en sensaciones de vida tan imprescindibles, como, por ejemplo, un abrazo.

Nada es gratis, las piernas del artista están marcadas por cicatrices indeseadas. Trabajo con la radial y a veces se escapa.

Otorga a su casa un espacio concreto para la meditación. Dice que le ha costado mucho tiempo acostumbrarse a esa disciplina que hoy, le parece imprescindible en su vida y también del protocolo indispensable: respiración, espacio, no juicio y esforzarse por vivir el momento. Todo ello con el espartano rigor de la continuidad. Al contemplar su prolífica obra, concluyo, que la mezcla de todo ello, son las piedras angulares de este individuo de mediana edad. Sonrisa fácil y buen estado de forma.

Al contrario de otros artistas, Toby busca, además de su aceptación artística, que el público rompa barreras y acaricie sus obras. Éste es uno de los motivos por los que dice trabajar tanto para él como para los demás. Nos estamos perdiendo tocar las esculturas.

En el mundo de la escultura ¿en quién/s se mira?

En Henry Moore, Barbara Hepworth, Botero, Brancusi y por supuesto la filosofía de Douglas Govan.

¿Hay mentirosos en el arte o ignorantes? No, la expresión es expresión y punto

Con independencia del coste en horas de trabajo y materiales ¿cómo valora económicamente, el artista su obra? Es complicado, el artista necesita la mano comercial o una referencia comercial. El artista siempre se infravalora.

Algunas facciones de la defensa climática han llegado a poner de moda la vandalización de obras pictóricas ¿Qué opina el respecto? Solo puedo decir que cuando pintan una de mis esculturas lo pulo y lo borro ¡Soy de construir no destruir!

Qué cualidad, aptitud, es imprescindible para ser escultor. Sentir

¿En su mundo hay pseudo artistas? No. Las etiquetas siempre son injustas. Creo en el desarrollo personal.

¿Un ciego puede ser escultor? Claro, probablemente sea su fortaleza.

¿Cuál o cuáles son las esculturas que hay que ver antes de morir? En mi caso diría sentir, tocar y ver. El beso de Rodin, cualquiera de Bernini, Moore, Botero, Chillida y por supuesto Miguel Ángel.

Cuál es el último libro que ha leído. Del hacer al ser (Dora Gil).

¿Como se crea mejor, sufriendo crisis personal o en armonía con uno mismo? En ambos, pero los extremos te bloquean.

Qué piensa del monumentalismo arquitectónico propio de los dictadores. Que ojalá hubiese esa inversión en el arte, pero por el hecho de ser arte.

¿Qué opina del concepto “guiri”? Siempre lo he tomado como una palabra cariñosa e inclusiva. Cuando llegué a Estepona era evidente que era extranjero, pero un grupo de niños fueron a mi casa a buscarme para que jugara con ellos a la pelota. Querían que el guiri participara.

¿Es aconsejable que aquellos que se dedican a la cultura exterioricen sus tendencias políticas? Que cada cual haga lo que desee, yo intento no dividir sino unir

¿Un escultor puede padecer perfeccionismo artístico? Por supuesto, es uno de los mayores problemas, dar una obra por finalizada.

Para quien desee saber más puede recurrir a:  www.tobygovan.com

Texto y entrevista: José Miguel Molero Cid

Fotografías: Rafael Galán