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AIDA DOMIÍNGUEZ NAVARRO. ARTISTA

Se viste Aida con una frondosa melena caprichosamente blanca y no pasa desapercibida ni por su sonrisa. Cientos de pequeños tirabuzones la adornan, como posiblemente, sueños ronden.

Su nombre procede de árabe y significa “La que regresa” que tampoco es mentira porque, parte de su preparación y vivencias descansan, entre otros lugares en Corduba y antiguas tierras de Flandes, aunque se confiesa hija de Estebbuna.

La visitamos en el taller de APRONA, en el que puedo ver dos axiomas, uno grande y rotulado en color rojo. Aprendo a trabajar trabajando y mientras el fotógrafo trabaja, me pierdo por la amalgama de formas arcillosas y me topo con el segundo, rubricado en una minúscula baldosa barnizada, Si puedes soñarlo, puedes hacerlo. Después de conversar brevemente con ella y someterla amablemente al tercer grado, pienso que Aida responde a ambas máximas.

Me abruma e intriga cuando alguien se reconoce artista. Tal vez ellos, los verdaderos artistas, tengan la capacidad de trabajar en equipo para que los invidentes pueden apreciar el arte leyendo en braille. Domínguez y Redondo lo hicieron en la Ruta de los murales sobre un delfín adosado a una humilde pared de la calle Málaga en 2017

En esta ocasión me atrevo a someterla a un tercer grado y antes sus respuestas claras y certeras no me queda otra que reflejar la entrevista de esta manera. Debo reconocer que ha sido un placer profundizar en una disciplina tan antigua como tal vez hoy desconocida.

Como se diría en latín, bonum ventis perveniant agglutinata ad terram, o lo que es lo mismo, buenos aires llegan pegados a la tierra.

Pintura, cerámica, grabado, dibujo ¿En qué disciplina te encuentras

más cómoda?

En todas las disciplinas en las que me muevo hay retos, limitaciones de conocimiento y

un gran deseo de investigación. Todas ellas son tan amplias que siempre puedes seguir

explorando y profundizando. Sin embargo, en todas ellas me siento muy cómoda porque

en el acto de crear la técnica está al servicio de algo mayor. No es tan importante qué

técnica, sino sumergirse en el proceso creativo. Cuando aparece una idea o inspiración

hay un periodo en el que la idea se desarrolla en la mente y surge de forma natural qué

técnica o técnicas emplear para comunicar aquello que te hace vibrar y transformarte.

Me gusta mucho mezclar disciplinas, porque cada uno de ellas tiene su personalidad, y la

mezcla de lenguajes me permite hablar de la dimensión dual del ser humano y del

universo. De los opuestos y de los contrastes. Esa idea siempre está presente en mi obra

de una forma u otra.

¿Estar cómoda va de la mano de la autoexigencia, de la actitud, de la

aptitud, de dar rienda suelta a la creatividad?

De la armonía de todo ello. En la creación artística, ya sea artes plásticas, escénicas,

música o cualquier otra, ambos hemisferios cerebrales trabajan en cooperación. La

mente racional y la mente creativa se sincronizan para trabajar en unidad. Esa

sincronicidad surge de entregarse al proceso y permitir que las habilidades adquiridas

se expresen sin esfuerzo.

¿Hay un horquilla de edad y/o sexo que se interese, hoy en día, para

incorporarse a aquello a lo que tú te dedicas?

No lo sé. Veo muchos niños de 11 o 12 años que se interesan por el arte. Pero también

veo que el contexto cultural en el que se mueve la sociedad hoy en día los aleja de ello.

Nunca ha sido fácil dedicarse al arte pero ahora además el arte son los realities de

televisión y apenas nadie sabe nada del arte de verdad. Es muy necesario acercar el arte

a los jóvenes, permitirles explorar el proceso creativo y descubrir por sí mismos qué es

crear.

¿Es fácil desconectar de la creación para dedicarse a las cosas

mundanas?

Para mí a veces es difícil. Me doy cuenta que surge ese conflicto en mí cuando apoyo

inconscientemente la creencia de que existen cosas mundanas y cosas transcendentales.

Sin embargo esa distinción es solo una creencia. Cuando soy capaz de regar las plantas o

preparar un café y ver al cosmos expresarse a través de esa actividad, entonces sé que la

creación siempre está presente y que todo cobra esa dimensión. Muchos artistas han

hablado de ello. Desde los Dadaístas a Eduardo Muntadas pasando por Joseph Beuyes.

Este último decía “ Cada hombre es un artista” y apelaba al acto de barrer una calle como

una posible manifestación de la creación. La creatividad está en cualquier proceso o

actividad si permitimos que ocurra. Para ello hay que lanzarse a vivir el misterio. A

barrer como si nunca hubieras barrido una calle, a preparar el café como si fuese el

último. Igual que el artista se enfrenta a cada nueva obra como si nunca hubiese creado.

Pero confieso que sí, que a veces me confundo y creo que solo cuando hago arte estoy

creando.

¿Quién es o puede considerarse artista y por qué?

Artista viene del latís ars artis, vocablo que designa todo aquellas habilidades adquiridas

para crear algo. Artista en un sentido amplio es aquel que desarrolla su potencial y su

creatividad en cualquier disciplina humana. Volviendo a Joseph Beuys, cada hombre es

un artista. Si además ahondamos en la dimensión espiritual del arte, el artista es

simplemente el portador de la creatividad universal de la Vida, de la Creación Cósmica.

El hecho de que hagamos una distinción y cerquemos el arte y a los artistas dentro de un

ghetto, obedece a que las bellas artes se han ocupado de sí mismas, de generar un

lenguaje propio a través de la estética, las emociones y los símbolos. El arte se crea a sí

mismo y solo le interese reinventarse una y otra vez. Se define a sí mismo. Cada obra de

arte es una definición de arte. No tiene ninguna otra utilidad práctica. Solo sirve para

encontrarse a uno mismo. Es por ello que podemos ver fácilmente la trascendencia del

universo en una obra de arte y no lo vemos tan claro en otras actividades que hemos

desprovisto de espiritualidad. Nos hemos desconectado de nuestra parte divina y

espiritual en nuestro día a día. La fuerza de la naturaleza está detrás de todas las cosas.

Pero no podemos verlo enredados en un sistema social que nos separa de nuestros

talentos. El arte está en todas partes, en todos lo seres, en todas las cosas. A los que la

sociedad llama artistas son solo personas conscientes de ello. Que se asombran y ven la

belleza donde la sociedad no la puede ver.

¿Cuál es el momento a partir del cual empezaste a considerarte

artista?

Nunca me he podido considerar artista bajo la idea que es fruto de nuestra cultura. El

personaje de artista y la concepción de arte de nuestra sociedad no satisfacían mi

potencial interno. He tenido que madurar mi propia concepción de arte y de artista. Aún

así, no soy amiga de encerrarme en los estrechos parámetros de una definición o un

personaje. Mi Ser es mucho más que un personaje y su potencial es muy amplio. Me

considero un ser humano que expresa su potencial a través del arte de existir. Y eso

engloba cualquier actividad humana que se viva desde una experiencia trascendental.

¿El artista nace o se hace?

Nacemos con un potencial a desarrollar y es nuestro compromiso con la vida expresarlo

en este mundo. Las personas que nacemos con habilidad para las bellas artes tenemos

un camino que hacer. Un aprendizaje que se da fácilmente cuando está alineado con las

herramientas que has traído para manifestar.

¿Dónde están tus límites?

Los límites más duros y difíciles de superar son los mentales y emocionales. Los miedos

que todos traemos y que vamos descubriendo a lo largo de la vida. A medida que vamos

sanando esos miedos vamos creciendo y nuestros límites se van disolviendo. También

hay límites derivados de las habilidades y la personalidad. Sin embargo esos límites son

en realidad una herramienta, porque te permiten concentrarte en lo que debes hacer y

desechar lo que no es para ti. Esa concreción es fundamental para poder crear.

¿Porcentualmente, qué importancia le das a la preparación obtenida

en la facultad?

No sabría dar un porcentaje, pero para mí ha sido importante sobre todo como apertura

mental. En la Facultad empiezas a conocer otras formas de hacer, de ver y pensar que

son fundamentales para crear tu propio camino. A nivel técnico también es una

preparación general muy valiosa.

¿Qué es El tallercito?

Cuando acabé la carrera me fui a vivir Holanda. Allí desarrollé mi obra pictórica y me

impliqué en el mundo de las galerías y las exposiciones. Estuve cinco años allí y cuando

decidí volver a España no me apetecía seguir luchando por hacerme un hueco en el

difícil mundo del arte. Sentía y sigo sintiendo que el mundo del arte convierte el arte en

otra cosa. Y que el verdadero arte pierde su función para convertirse en valor comercial.

Entonces me surgió la oportunidad de trabajar con mi madre en los talleres de Aprona

donde aprendí el oficio de la cerámica mural. Me encantó trabajar de esa forma y para

mí misma. Y de ahí surgió la idea de El Tallercito. Un taller de Bellas Artes donde,

además de crear mis obras, trabajar por encargo cerámica mural, escultura y pintura. El

Tallercito nació en Cazorla y durante unos años funcionó muy bien. Aún así una parte de

mí sabía que no estaba desarrollando todo mi potencial al dedicarme al encargo. Cuando

nació mi hijo decidimos mi marido y yo que íbamos a criarlo nosotros sin recurrir a

guarderías. Así que cerré el taller y los primeros años de mi hijo me dediqué a la crianza.

Todo un mundo que me ha abierto la mentalidad también como artista. Cuando empecé

a trabajar de nuevo algo había cambiado en mí. El Tallercito tal y como lo había

concebido había muerto. Sentí que debía dedicarme a desarrollar mi obra y mis ideas sin

restricciones. Dedicarme a ello de lleno. Así que El Tallercito ya no existe, aunque le

tengo mucho cariño.

¿De qué forma te afecta el devenir de la sociedad para tus creaciones?

Estamos totalmente conectados con el flujo mental de la Sociedad seamos conscientes

de ello o no. El contexto social en el que naces te influye directamente. Mi obra está

impregnada de ello. Está inmersa en su tiempo y en su cultura, para hablar de ella y para

cuestionarla. Hablo de la condición humana, de la concepción del mundo como unidad a

la que ha llegado la física cuántica. Hablo de las contradicciones del ser humano y de su

capacidad para trascenderlas. Hablo de la nueva humanidad, latente en todos nosotros.

De la evolución humana. Del cosmos y de lo cotidiano. De ciencia y animalidad. La

sociedad necesita al arte no como entretenimiento, sino para salir de la hipnosis

colectiva. De una sociedad dormida, alejada de su esencia. Una sociedad rebaño,

totalmente obediente y carente de discernimiento.

¿Hasta qué punto eres artista en tu tierra?

No lo sé. La verdad es que no me preocupa. He decidido desarrollar mi obra sin

importarme lo que la sociedad interpreta como éxito. Sólo me interesa dar lo que llevo

dentro y que llegue a quien tenga que llegar.

¿En qué lugar te has sentido más reconocida y por qué?

Creo que en Cazorla. Allí nació El Tallercito y mi hijo. Y allí se transformó la persona que

soy ahora. Cazorla es un pueblo muy abierto donde hay muchos artistas, sanadores y

personas muy interesantes. He sentido como el pueblo acoge y valora el talento, el arte y

la creatividad. Allí me sentí muy acogida y valorada como artista y como persona.

¿Tiene sexo la arcilla, el grabado, el dibujo?

La creatividad es energía sexual. En un sentido amplio todo lo que existe surge de esa

energía creadora que se mueve entre los aspectos femenino y masculino presentes en

todo.

¿Qué te otorga más equilibrio en la vida?

La paz interior. Hace tiempo que descubrí que nada en este mundo puede darte

equilibrio. Mi serie “Pender de un hilo” habla de esto. Todo cambia continuamente, por

lo tanto poner tu equilibrio en manos de una persona, un trabajo, un lugar, es sinónimo

de fracaso. La paz es una decisión interna y el equilibrio se deriva de la honestidad con

la que vivimos nuestra propia vida. La honestidad de sentir lo que uno siente y pensar lo

que uno piensa, sabiendo que los pensamientos y emociones cambian y se transforman

y que la verdadera paz se encuentra en nuestra naturaleza esencial y permanente. En

nuestro Ser. En nuestro Espíritu.

¿Crear descansa en el equilibrio?

Para mí sí. El caos y el desorden son parte del proceso. Son la antesala de la creación.

Para llegar a un nuevo orden necesitamos romper con lo anterior y generar algo fresco.

La creación necesita, orden, patrón estructura. En la creación hay un equilibrio entre la

energía que es puro potencial, sin orden y la estructura que apunta en una dirección.

Hay equilibrio entre ambos hemisferios cerebrales. El izquierdo, racional, estructurado

y el derecho, creativo y emocional. Existe una creencia falsa del artista atormentado que

confunde los desequilibrios mentales o emocionales de algunos artistas con que esos

desajustes son los que generan la creación. Sin embargo esos artistas encontraban el

equilibrio a sus tormentos precisamente en la creación.

En caso afirmativo, en cuál de ellos, el sentimental, el social, familiar,

personal, etc.…

No existe un equilibrio sentimental, social, personal etc. El equilibro es un estado

interior que se manifiesta en los diferentes aspectos de la vida. Crear descansa en el

equilibrio y la honestidad interior independientemente de que en otros aspectos y

manifestaciones de la vida haya caos.

¿Cómo y por qué se pasa de una disciplina a otra?

No sé como es para otros artistas. Para mí es algo natural. Nuestra cultura nos enseña a

separar unas disciplinas de otras. A que todo está fragmentado e inconexo. Pero la

naturaleza funciona de manera opuesta a esa concepción humana. Todo está

relacionado. Yo siempre vi el mundo así, desde pequeña. De modo que puedo estar

pintando un cuadro y necesitar combinarlo con dibujo y arcilla para completar lo que

quiero expresar.

¿Enriquece trabajar de encargo?

Si el encargo te permite crear una obra con tu personalidad sí. Porque te proporciona

retos y vías que quizá por ti mismo no hubieras abordado. Si el encargo es sólo técnico y

requiere una copia de un diseño y un estilo que no son tuyos, como mucho te puede

aportar destreza pero no te va a enriquecer como artista.

¿Los artistas son personas normales?

Me encanta esta pregunta. No existen las personas normales. La pretendida normalidad

es otra falacia para tenernos sumisos y entregados a la obediencia de un sistema que lo

que busca es mantener los privilegios de una élite muy pequeña. Nadie es normal

porque no somos homogéneos. La verdadera creación que es La Vida en mayúscula se

basa en la diversidad. Los seres humanos somos diferentes unos de otros y eso es una

gran riqueza que nos beneficia a todos. Lo único que ocurre con los artistas es que

hemos decidido ser nosotros mismos pese a que la sociedad diga que eso no encaja con

la norma. Por eso parece que somos los únicos que no somos normales, pero nada más

lejos de la verdad. De hecho, una de las funciones del arte es ayudar a conectar con

nuestra verdadera naturaleza interna, única y personal para cada uno de nosotros. El

arte nos hace sentirnos conectados y capaces. Nos da alas y poder. Es por ello que al

sistema no le interesa.

En el amplio sentido de la palabra ¿Tienes asignaturas pendientes?

La presencia natural que rige a la naturaleza y al cosmos no tiene asignaturas

pendientes. Todo se crea y se transforma en una armoniosa danza. La evolución es una

constante danza de formas y transformaciones cuyo propósito es extender el amor

universal del que surge. No hay ningún otro propósito. Por lo que nunca hay nada

pendiente. Cuando siento que tengo algo pendiente en mi vida recurro a esta presencia,

me disuelvo en ella y me doy cuenta que no tengo nada que cambiar. Entonces puedo

crear en total libertad.

Texto y entrevista: José Miguel Molero Cid
Fotogafías: Rafael Galán