HEFDALLAH ALKHLEI Imán de la Mezquita y Presidente de la Comunidad Islámica de Estepona

«La seguridad y la paz entre todos los seres humanos es mi mayor deseo en esta vida»

PARECIDOS RAZONABLEMENTE HACINADOS

Setenta y dos horas después de comenzar a escribir el perfil de Hefdalla Alkhlei, yacían hacinados decenas de cadáveres en terreno marroquí. Supuestamente todos profesaban la religión musulmana y procedían de diversos puntos lejanos y no tanto. Murieron a manos de la policía alauita por cometer el incalificable pecado de buscar, un futuro mejor. Ruego disculpen la “entrada” pero si no lo digo, reviento. Tal vez ahora, que han pasado días del suceso homicida, muchos de Vds., por el aluvión de noticias cotidiano, hayan olvidado a los reos del pan que, posiblemente, descansen para siempre en una fosa común de Nador, que, a buen seguro, las autoridades marroquíes, impidan que se convierta en un lugar de culto. Para eso están las mezquitas.

La palabra imán es un término árabe que significa líder, modelo, autoridad o persona ejemplar. El término aparece en el Corán, cuando hace referencia a la promesa de Dios de hacer a Abraham un «imán para la gente,» y en el «Libro de Moisés» que es distinguido como un «imán.» En la literatura teológica y jurídica antiguas, el Corán y la sunnah (Libro de las tradiciones), son a veces llamados «imán,» aunque el Corán no se describe a sí mismo en tales términos.

En los pueblos de España también hemos tenido personas “ejemplares” se denominan “hombres buenos” aunque como todo, las tradiciones se van perdiendo.

Hefdallah es un imán que busca ampliar su exigua mezquita. El lugar de culto al que la multitud musulmana esteponera, va a escuchar la palabra de su Dios en el sagrado rezo de los viernes. También rezan hacinados, pero, en este caso, a salvo de las balas de la policía.

Como en todas las religiones, el líder espiritual, también se metamorfosea antes de dirigirse a sus fieles. Se deja tocar por una impoluta chilaba blanca. Cualquiera que tenga curiosidad y buenas intenciones, puede participar en el mismo. Para los interesados, me permito sugerir que se acerquen un poco antes, sobre las 14:10 a la calle Guadiaro, 7 que es donde concurre la comunidad y que linda con su humilde madrasa (escuela coránica). Ambos locales están subvencionados por los miembros de la comunidad musulmana que mora en Estepona. Paradójicamente, madrasa y mezquita, se hallan a la espalda de la parroquia de la virgen de El Carmen.

El rezo, individual y más el colectivo, se convierte en un mantra positivo para el alma que impregna el espacio. En la religión católica, por ejemplo, invocar el rosario produce en los creyentes, alivio mental y espiritual. Exactamente igual que el Japa hinduista; en el río Ganges sucede lo mismo, rezan hacinados, pero en paz. Así podríamos seguir hasta concluir con todas las religiones que pululan por la tierra.

El imán nos explica que rezar cinco veces al día tiene ventajas extraordinarias. Ejercicio físico, mental y espiritual, cualquiera de ellos no lleva mucho tiempo y ayuda a sobrellevar la jornada.

Realizar genuflexiones apoyando la frente en el suelo ayuda a descargar la energía negativa sobre sagrada tierra.

Profese o no religión ¿cuántos momentos al día dedican Vds. a reflexionar durante unos minutos sobre sus posible buenas obras y comportamiento cotidiano?

Hefdallah coincide con nosotros en que la cultura árabe dejó antaño una herencia de la cual todavía nos nutrimos en el antiguo Al-Ándalus, pero con el paso de los siglos, como cualquier imperio, ahora se han quedado latentes.

Al fin y al cabo, somos la suma de fenicios, cartagineses, romanos, vándalos, alanos y entre otros, ochocientos años de cultura islámica. Durante los cuales convivieron sobre gran parte de esta piel de toro cristianos, judíos y árabes ¿con sus más y sus menos? Ciertamente, pero ahora, salvo la estética de las cosas, no han cambiado tanto las reglas del juego. La clave radica en el sentido común, la inteligencia, la cultura, esto es, todos y cada uno de los ingredientes necesarios como para desear convivir en paz y armonía. Todos somos hijos de dios.

Se imaginan Vds. que para enterrar a un ser querido tuvieran que desplazarse a Málaga capital. Algo tan simple como necesario es otra de las demandas del Hefdallah Alkhlei, un cementerio; porque no es de recibo tener que desplazarse a, concretamente, Fuengirola, o repatriar el cadáver de un ser querido.

No olviden lo sencillo que resulta visitar el cementerio nuevo, incluso el antiguo, que linda con el casco antiguo del pueblo. Comparar, pues, es sencillo.

Los niños de nuestro municipio reciben clases de valores éticos o catequesis. En la madrasa, los críos musulmanes pueden escuchar la sagrada palabra del profeta. Sin duda otro parecido razonable y que a buen seguro debería ser, no solo escuchado, también atendido para mejorar las instalaciones. Aunque solo fuere porque, como cualquiera hijo de vecino, ellos también, cumplen religiosamente con el pago de sus impuestos.

Pregunto al imán si el fácil entender el islam y la respuesta es sencilla. Todas las religiones requieren de fe para asumirlas y practicarlas. El imán es hijo de un médico naturista y una ama de casa. Tiene 54 años, de procedencia yemení y dice que se encuentra mejor en España que en su convulso país en el que se siente extraño cuando lo visita. Vive en España desde 1997. Su religión es la segunda, después de la cristiana en Estepona, aproximadamente ocho mil fieles.

España ha sido y por desgracia continua siento, país de emigrantes. Quienes se marcharon, además del cariño que dejaron atrás, extrañaron su gastronomía y se adaptaron a nuevos sabores. En el caso de Hefdallah, puedo decir que le encantan las anchoas, el salmorejo y la tortilla española, con cebolla.

Con respecto al cambio climático menciona que el Corán habla bien de quien da agua al perro callejero y mal de quien encierra a un gato. La tierra es nuestra casa y requiere cuidado. Tiene un sueño recurrente, la paz entre los seres humanos.

Le encantan los documentales de historia y naturaleza y está convencido que la felicidad de la persona radica en la salud y ganarse el cariño de los demás. La felicidad descansa en ayudar a los seres humanos y estar satisfecho con el trabajo que se realiza con sinceridad.

Cuando escucho las campanadas de la iglesia me recuerda a las llamadas a la oración. También le gusta al imán visitar la feria de Estepona. Ha viajado por España y le fascina Sevilla, Barcelona, Bilbao, Santander, San Sebastián y, sobre todo, los pueblos andaluces. Prefiere los audio libros a su lectura y cuando le pedio que defina la palabra “machismo” responde de inmediato que el Corán bendice a las mujeres como, y habla sobre el respeto mutuo como un valor supremo.

¿Quién no se ha sentido asediado alguna vez en la vida? Hefdallah ha sufrido esa lacra en Yemen, la tierra que le vio nacer.

No es difícil conversar con él. Dice que es imposible una sola cultura para todos los seres humanos porque existe la diversidad. Lo más importante es la tolerancia y el respeto para poder fluir con el resto de la humanidad.

Después de veinticinco años entre nosotros, se siente más esteponero que yemení.   

Todo ello me lleva a pensar, sin detrimento del resto de las religiones, que habría que poner en valor sus razonables peticiones. La extraordinaria similitud entre un sacerdote y un imán, un gurú o sacerdote ortodoxo. Un fiel hindú o cristiano convencido. Todo ello me lleva a pensar que cualquier tierra es buena para vivir sin ser perseguido ni hacinado.

Me impresionan la limpieza, candidez y belleza de los ojos de Shorug, su hija adolescente; educada, respetuosa y hospitalaria. Pregunto por el significado de su nombre y la respuesta es meridiana. Amanecer.

Ojalá (iin sha`allah) pueda esta comunidad cumplir con sus ilusiones, con todos sus amaneceres. Exactamente igual que cualquiera. Ojalá que nadie en esta tierra se vea avocado a vivir o morir hacinado en contra de su voluntad.

Ojalá que más pronto que tarde comprendamos el valor de los parecidos razonables.

TEXTO Y ENTREVISATA: JOSÉ MIGUEL MOLERO CID

FOTOGRAFÍAS: RAFAEL GALÁN